NUESTRO PADRE JESÚS DE LA SENTENCIA
! 0h! humildísimo Jesús, adorable víctima de vuestro amor a los pecadores, que por salvarnos sufriste las falsas acusaciones y el odio de vuestros enemigos. Por el dolor que lastimó vuestro Corazón santísimo, al ver que os negaban lo que al más malhechor se concede, que es la justicia y equidad para juzgarle, y comprender la afrentosa sentencia que iba a recaer sobre Vos, llegamos a vuestros pies deseosos de reparar los tormentos y ultrajes, que padecisteis del pueblo ingrato que os entregó a la muerte. Aceptad Señor nuestros afectos, y haced que no imitemos las malas obras de aquellos desdichados, renovando con nuestra ingratitud vuestra injusta sentencia, antes bien, dadnos vuestra gracia, para ser dignos de vos y alabaros en el cielo. Amén.
NUESTRA SEÑORA DEL BUEN FIN.
!Oh! Dolorosísima Virgen del Buen Fin, aurora resplandeciente del Divino Sol de Justicia, consuelo de los afligidos, salud de los enfermos, vida, refugio y amor de nuestras almas. Por lo que padeció vuestro corazón de Madre, al ver preso y sentenciado como criminal a vuestro inocente y amadísimo Jesús, y por los dolores y lágrimas que os costó nuestra Redención, comprada con la preciosa sangre del Hijo de Dios, que era, a la vez, vuestro Hijo; os rogamos miréis con ojos de misericordia a los que venimos a vuestros pies, para ofreceros nuestros corazones. Acoged benigna nuestras súplicas, alcanzadnos las virtudes que debemos tener para servir y amar a Dios; bendecid nuestros campos, nuestras casas y nuestras familias. Llenad de paz y alegría nuestras almas, y pues sois nuestra vida, nuestra dulzura y nuestra esperanza, haced Madre mía, que por vuestra poderosa intercesión descansemos de los trabajos de la vida en la patria celestial. Amén.